La mujer de los niños les da en este momento de comer.
Yo no sé cómo le hacen; pero se ingenian para todo.
Todavía nos quedan según el itinerario unas ocho o nueve horas de viaje. ¡Qué noche!
Hemos salido al campo. Ha refrescado un poco.
Hasta mañana.
16 de julio.
Frontera.
1, 1/2 de la tarde. Retraso. Noche en blanco. Cansancio.
Cerbère: Francia. Port-Bou: España.
Otra vez sudar, revisar, abrir, cerrar maletas, maldecir las aduanas, las fronteras, los empleados, el destino.
El Mediterráneo nos da desde lejos la bienvenida. (Mediterráneo: tu nombre iluminó con su azul de tarjeta postal los sueños de mi infancia. Hoy te realizo felizmente porque no me llevas a la Côte d'Azur, sino a las rojas y trágicas playas de España).
No he podido tomar el tren de las tres para Barcelona.
Hay que esperar a las tres de la mañana que sale otro tren. Otra noche en blanco, pero en España; en Cataluña.
Port-Bou: delicioso pueblecito catalán a orillas del Mediterráneo.
Silencio de la noche y el mar. Quietud.
¿Estamos en guerra? ¿Qué significan estas palabras?
¡Guerra!
De pronto un cañonazo en el esplendor del silencio estrellado.