Epistolario - Relaciones profesionales [Carta]

Remitente: Sindicato de Filarmónicos
Destinatario: Silvestre Revueltas
Lugar: Morelia (Michoacán, México)

TRANSCRIPCIÓN
[SINDICATO DE FILARMONICOS
[SINDICATO DE FILARMONICOS
MIEMBRO DE LA FEDERACION DE TRABAJADORES DE MICHOACAN
C. T. M.
DOMICILIO SOCIAL: CASA DEL OBRERO Y CAMPESINO
MORELIA, MICH[OACÁN], MEX[ICO].

Oficio Núm[ero]
ASUNTO:

Maestro
Sr. Silvestre Revueltas:
Me ha tocado en suerte dirigiros estas breves palabras, que carentes de expresión por mi pálida cultura, vos sabréis perdonar mis faltas, así como a la vez sabréis interpretar el buen sentido de ellas. Vos que con pericia y tino, habéis dirigido los destinos de la gran Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, vos que con valor y sangre fría, habéis tenido la gloria de dirigir el canto Revolucionario de la Internacional, en el Corazón de la heroica Madrid, sin importaros el estallido de las bombas fascistas, que a vuestro lado se sucedían. Vos que como artista, como bohemio y como camarada; sabréis interpretar el deseo de este Sindicato, en estas mis humildes frases.
Es verdaderamente satisfactorio y causa de orgullo para nosotros, tener en estos momentos en nuestro Salón, al gran violinista, al magnifico compositor, al excelso artista y Director, al camarada Revolucionario Artística y socialmente hablando, Silvestre Revueltas, quien ha levantado muy en alto el nivel artístico de México. El Maestro Revueltas, es el exponente, es la realidad de su propia frase editada en “Cultura Musical” de fecha 11 de Marzo de 1937 y que dice: El artista de su tiempo, de su hora, está con el anhelo y la lucha de los Trabajadores, franca, decididamente, sin concesiones utilitarias para los explotadores.
Maestro Revueltas: hubiésemos querido esperarlo al son de los acordes de alguna marcha triunfal, y con el suelo tapizado, no con palmas, sino con hojas de los laureles que habéis conquistado ya. No nos perdonamos nosotros mismos que enconareis en el templo de nuestro cerebro, la mercancía que compositores mercenarios, nos han

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