Sanatorio de Tlalpan. Jueves 14.
Mi amor:
Había esperado con angustia noticias tuyas; contestación a mi carta; y hoy por fin ha llegado dándome la primer alegría desde que nos separamos. Casi he llorado de alegría; y las grandes alegrías son tan hondas y tan calladas que no se encuentra cómo expresarlas. No en balde el día ha sido tan bello; hoy en la mañana que me levanté, al ver tan puro el cielo, presentí que algo bueno me traería.
Ya estoy bien, ya no tienes nada que temer, y creo que me podrías visitar mañana o pasado, es cuestión que debes preguntar aquí a la administración; al Doctor Dávila, él me ve todos los días y sabe de mi mejoría. Necesito tantas cosas indispensables; peine, navaja de rasurar, más ropa interior, en fin, no acabaría si me pusiera a escribir de todas esas paparruchas tan necesarias.
Adjuntos van unos ejemplos de la manera que encuentro más a propósito para perder el tiempo aquí.
Que te conserves bien, amor. No sabes cuánto te quiero y cuánto deseo ser bueno para ti.
Silvestre.