Noviembre 10
Noviembre 10.
París.
Ya no pensaba escribir de aquí, pues pensábamos salir hoy para México, pero ya a última hora decidimos esperar siete días más, con la esperanza de que se pueda arreglar mi concierto haciendo otras gestiones con los empresarios de Redes, que podían utilizar mi concierto como propaganda para su película. Depende pues de determinadas condiciones económicas --siendo ya un asunto de carácter comercial-- que se podrá o no dar el concierto. Así, se ha fijado como plazo el día 16 de éste para saber definitivamente a qué atenernos: si me quedo hasta diciembre por dar el concierto o si me embarco el 17 para Nueva York.
Sin un arreglo económico es imposible mi permanencia aquí. Hasta la fecha no he recibido la ayudita de Rosaura [Revueltas]; ¿se le habrá olvidado? Y por lo que respecta a mi pasaje de regreso, ando haciendo una serie de maromas raras en la embajada para conseguirlo. Afortunadamente el Coronel Tejeda parece estimarme mucho. Es un hombre bueno y culto, y con su ayuda podrán facilitárseme las cosas un poco más. Como muy seguido en su casa y hemos ido juntos a varios conciertos. Es bastante entendido en música.
Bueno, hasta aquí termina la carta de negocio.
Ya tengo muchos días sin recibir carta tuya, mi amor. A veces me entra una angustia que no hallo cómo calmar. ¿Por qué eres tan floja? No quisiera achacarlo a tu falta de cariño, si he de creer lo que en tus cartas me dices: que me quieres. Entonces, ¿por qué me dejas tan solo? No creo que te puedas imaginar cuánto sufro con tu ausencia y con tu silencio. Estos días de París han sido
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