26 de octubre, París
26 de octubre, París
Hay días abatidos, mi amor, como estos últimos días.
Hago esfuerzos por sobreponerme a mi inquietud y a mi desaliento. Llueve incesantemente y me invade la tristeza húmeda y gris de la lluvia. Tengo frío y tedio.
La estancia aquí se alarga demasiado y sin objeto, esperando las visas de nuestros pasaportes para ir a la URSS. Es posible dar un concierto aquí, pero no puedo fijar fecha, en primer lugar por el viaje a la URSS y del que no sabemos todavía nada definitivo, y en segundo porque no hay dinero. Se necesitan $350 dólares para que yo dé un concierto. Hemos telegrafiado a Vázquez Vela a ver si la Secretaría de Educación me puede ayudar --es tan poco realmente. Esperamos la contestación que quizá llegue mañana o pasado. Sería una lástima que no pudiera actuar aquí. Tengo la certeza de que sería un éxito. La música de Redes ha gustado mucho y he tenido los mejores elogios. Estoy seguro además que no se perdería el dinero y que, una vez dando el primer concierto, se podría dar otro más y en mejores condiciones. Ruégale al santo que creas que puede interesarse por conciertos; estoy convencido que con su ayuda y tus ruegos caerán los conciertos más tupidamente que esta lluvia del diablo.
Marinello también está aquí y sale para la Habana el día 29. Me ha prometido arreglar un concierto allá --o dos-- que me pagarán bien. A ver qué nos dice el porvenir...
Hoy por la mañana he ido al Louvre huyendo de mi hastío. Me he pasado cinco horas entre los pintores italianos del siglo XV. Botticelli, Lippi, Ghirlandaio, Fra Angélico... Luego Pablo Veronese, Rafael Sanzio, Leonardo da
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