Epistolario - Familia [Carta]

Fecha: 27/07/1937
Remitente: Silvestre Revueltas
Destinatario: Ángela Acevedo
Lugar: Valencia (España)

TRANSCRIPCIÓN
Valencia, 27 de julio
Valencia, 27 de julio.

Mi amor:
No sé ni cómo empezar; tengo infinidad de cosas que contarte. Hace apenas catorce días que salí de París, y parece que he vivido catorce meses. He escrito diariamente notas del viaje y pienso mandártelas después que tenga tiempo para ponerlas en orden. Anteayer regresé de Madrid fatigadísimo por un largo viaje en auto y sin dormir. ¡Qué ilusión tenía de llegar a Madrid! Con qué alegría partimos el camarada Lucio y yo, a sabiendas del peligro, a sabiendas de todo, pero con el alma llena de fe y de amor, con el deseo de estar más cerca, de palpar, de sentir latir el corazón heroico de este pueblo tan lleno de generosidad, tan bravo, tan recto.
        Por las llanuras grandiosamente desoladas, áridas, rudas, la tarde se acaba; y hay un silencio ilimitado y lleno de presagios. Un enorme sol rojo, solo en el cielo sin nubes, llena de sangre iluminada la sierra del Guadarrama, y desaparece lentamente. Estamos a las puertas de Madrid. (¡Amada ciudad! Mi corazón quisiera abrazar tu dolor, ciudad sonriente; quisiera llorar con tus lágrimas y exaltarme con tus triunfos; quisiera tenerte dentro de mí, ¡ciudad sin mancha!) [      Lo que continúa está originalmente en la carta del 21 de julio] En las calles apagadas van las gentes como sombras. Niños, mujeres, hombres. Combatientes del frente. Luchadores de la retaguardia. Hablan, ríen, discuten. En las aceras, al frente de sus casas, se sientan a tomar el fresco las familias. Juegan los niños y cosen las mujeres, y las voces de todos los matices son música de amor y de paz bajo el cielo estrellado y la muerte en acecho.
        A doscientos, trescientos metros están los hijos, los padres, los hermanos, los amigos, bajo el fuego enemigo, con el fuego suyo, incansable, ardiente; con el alma denodada, limpia... La noche contempla la lucha sin

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