|
|
TRANSCRIPCIÓN
|
Pero tengo la esperanza de que estés bien y sin cuidados económicos
Pero tengo la esperanza de que estés bien y sin cuidados económicos...
Hasta mañana, mi amor.
20 de julio.
Valencia.
Un camarada me ha regalado un puro. Un valioso obsequio. El tabaco está muy escaso y es de mala calidad. Dos o tres veces por semana llega nueva provisión a los estancos y las gentes hacen cola de horas como si fuera pan. He aceptado el cigarro con placer, pero luego en la calle he sentido vergüenza; me imaginaba que todo el mundo me miraba y me reprochaba; me he sentido casi como un criminal. Total, ya no me supo el cigarro.
Gente, mucha gente por las calles de Valencia. (Ahora se encuentra aquí tanta gente de Madrid...).
Las calles están alegres por las mujeres. ¡Qué chicas más lindas! Van casi la mayoría sin medias por el calor. Tienen unos cuerpos fuertes y unos senos inenarrables. Hay muchas rubias. Quemadas por el sol y como de bronce dorado. Quisiera tener un millón de ojos para verlas a todas, ¡y ser un millón de hombres para seguirlas a todas!...
Rubias, morenas que son fiesta y música, luz y color por las calles tumultuosas. ¡Horchata de chufas, fresca horchata de Valencia! No sólo necesito un vaso para apagar mi sed, necesito un baño eterno, largo... (Con este calor y con estas chicas...).
Hay que ir a comer. Buscar un restauran. Las comidas se sirven a horas fijas; si se descuida uno ya no encuentra comida. Cuatro, cinco, diez pesetas, según las posibilidades. Cubierto de gue-
|
|
|
|
Pág. 1 / 2 |
|
|
|