Epistolario - Familia [Carta]

Fecha: 13/07/1937
Remitente: Silvestre Revueltas
Destinatario: Ángela Acevedo
Lugar: París (Francia)

TRANSCRIPCIÓN
París, 13 de julio
París, 13 de julio.

Mi vida Angelucha:
Hoy es día de fiesta para mí. Ya no esperaba nada; casi me sentía indiferente. Después de comer tomamos el metro para ir al Consulado y de ahí a la exposición. Lata del metro, calor, sudor, aburrimiento, desesperación, todo junto. Consulado. Fatiga. Desesperanza. Pero ¡¡había carta!! ¿Te imaginas? ¡¡Había carta!! Era carta tuya, mi amor, carta dirigida a Nueva York. La segunda. ¡Qué alegría! Casi me desmayo de la emoción. Me entró tal nerviosidad que empecé a sudar como cuando estoy malo; casi tuve miedo. Ah, mi amorcillo, tenía tanta hambre de oír tu voz. Tenía tal desconsuelo, que tus palabras fueron como una caricia, como un cielo azul, como un buen calor de brazos amantes, como luz. Mi amor, vida, si es cierto que me quieres, si verdaderamente me quieres -
-no debo dudar ya, ¿verdad?--, mi corazón te corresponde con creces, siempre, toda la vida. No hay cosa que no quisiera poder hacer por ti. Todo lo que yo pueda hacer de mejor, almilla, santucha, te lo ofrezco. Podrá tal vez ser muy poco, pero ¿no lo rechazarás? Podré no ser grande, no tener jamás la gloria, no llegar a ser lo que tú has soñado que sea, pero te querré siempre, siempre, mi esfuerzo será siempre tuyo, ¿será eso suficiente para ti? ¿Lo será? ¡Dímelo! Me duele pensar que no [lo] fuera, que sólo fuera lo superficial que toda la gente espera de mí... No. No es que tenga miedo de no tener fuerza, o de perderla; pero se hace uno más ilusiones de las que tal vez pueda realizar, y entonces se piensa que no sirve uno para nada, que ha fracasado. Yo no creo en el fracaso; si creyera, entonces pensaría que todo el mundo ha fracasado, que no hay nada en el mundo que se haya realizado, que todo el esfuerzo de los hombres ha sido estéril; y no lo creo; no lo podré creer nunca; y tú tampoco lo podrás creer, mi amor, si me quieres. Cuando se es feliz, cuando se quiere tanto, se queda uno


Pág. 1 / 3