HOTEL ALBERT
HOTEL ALBERT
NEW YORK
Junio 25 o 24.
Angelucha:
Ya no sé qué día, qué fecha es; estos últimos días han sido febriles. Al fin recibí tu carta y la he leído qué sé yo cuántas veces, ¡como es la única! Al fin de tantas dificultades ya conseguimos pasajes y salimos mañana al mediodía para el Havre. He tenido personalmente muchas invitaciones a diferentes lugares, comidas, etc., pero la verdad es una lata, no se puede atender a todo, y a mí que me gusta más estar solo, me fatiga extraordinariamente todo este ir y venir; afortunadamente en el barco --creo yo-- podremos descansar y planear algún trabajo con más tranquilidad. La impresión que hago aquí en las gentes es decididamente buena --o al menos así me lo parece--, pero es que además observo cómo reaccionan con los demás y realmente no parece ser lo mismo. Ahora comprendo el éxito de [Carlos] Chávez. Esta gente es medio novelera. Y los muchachos, ¡caramba!, parece que viene uno de otro mundo. Seguramente les resulta uno interesante, o simplemente curioso, como animal raro. Y lindas algunas chicas, ¡lástima que no me pueda acostar con todas ellas!, o con una siquiera, que buena falta me está haciendo. Lo que falta es tiempo seguramente. Para qué te digo que te extraño también mucho. Hay tantas cosas que quisiera que tú vieras, y que tuvieras. ¡Que el diablo me lleve! ¿Qué, algún día no podré yo naturalmente darles a ustedes dos algunos placeres, además --o en lugar-- de estos cariños inútiles? Ch... Saber que a veces --con demasiada frecuencia-- pienso que debes estar muy feliz con mi ausencia, y como no creo mucho en las gentes aunque las quiera, se me figura que a lo mejor lo ves todo con cierta resignación porque has encontrado alguien a quien
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