[Sin título] Escritos - Política

Tema: El falangismo en México
Lugar: México
Ficha: [Original mecanografiado]

TRANSCRIPCIÓN
(1)
La entrada de las fuerzas italianas a Madrid provocó un profundo goce entre los españoles que “defendieron los principios” del generalísimo desde éste lado del Atlántico, es decir a muchas millas del mortífero efecto de los obuses y granadas. La Quinta columna como ellos mismos la llamaban --Quinta Columna por que trabajan por los objetivos fascistas en el seno de un País Democrático y Revolucionario-- se ha llenado de gozo y enfundados en sus uniformes de falangistas se han lanzado a las calles de México a gritar sus insultos contra la doctrina democrática que nuestro Gobierno representa y para completar la injuria, desde el balcón del Casino Español se ha hecho ondear la bandera monárquica bajo cuyos colores tantas ignominias sufrió nuestro País.
La reacción del pueblo mexicano no se hizo esperar; el sentimiento de dignidad patriótica ha respondido a estos insultos y la juventud mexicana ha hecho ver bien claro a estos aprendices de conquistadores que no toleraremos las actividades de los extranjeros que no saben corresponder a la benevolencia que con ellos ha tenido el Gobierno del General Cárdenas. A esta reacción popular ha respondido la decisión del Presidente de la República que interpretando fielmente el sentir popular y las leyes que nos rigen ha decretado que la expulsión de las tres cabezas visibles de Falange Española. Los gachupines por su parte han declarado disuelta su asociación, sin embargo, de la cual todavía muchos señoritos con olor a señoritas ostentan en las solapas el distintivo de esa organización.
No hay que engañarnos ni mucho menos pretender engañar al pueblo; las actividades de esos gachupines y de los traidorzuelos que habiendo nacido en México se aprestan a servir esa organización enemiga de nuestra Patria, no han terminado; conocemos bien sus métodos y sus aspiraciones para pensar que aquí han terminado; conocemos bien sus métodos y sus aspiraciones para pensar que aquí se ha acabado todo. Nuestros señoritos falangistas que se han enamorado de la guerra desde lejos, se ponen ahora escandalosos y adoptan actitudes de coristas disfrazadas de militares porque se sienten ya como una
Pág. 1 / 4