[…] de Claxon
de Claxon
Seguimos con los indiferentes.
Jusucristo empleaba los milagros, ahora se emplean las inyecciones, tan inefectivas como aquellos.
Los niños juegan a cantar [ilegible] hasta a los hombres, como juegan a sacarles los ojos a los pájaros.
Nunca llegarán las cosas cuando se las espera. Nunca estarán a tiempo para el que espera.
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de esos desgraciados que no tuvieron mejor vida que la suya.
Y sólo de cuando en cuando levantamos una banderita roja, una media docena, ante millones de indiferentes.
Hay que gritarles a los indiferentes. Decirles: nosotros también tenemos familia así como vosotros. No solamente somos unos cuantos “músicos” que tocamos por el “trago”. También tenemos que comprar muebles, y medias y zapatos en abonos. Nosotros también tenemos que pagarle al abarrotero. Entonces por qué cuando damos alguna audición
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