en el fondo un espíritu de progreso general, y que surga un alguien que encamine el Arte en nuestro país, por la verdadera senda, y así caerán estos egoístas, estos estúpidos que van a barbear a los extranjeros para lograr su bienestar, y por supuesto que a éstos, ¿qué les importa el bien o el mal que caiga sobre los que estudian?
¿Qué sabe el violinista que acaba de llegar, ese tal [Vladimir] Vullman, de lo que aquí necesitamos?, ¿qué sabe [Andrés] Segovia?, ¿por qué han de ser ellos los que dejen aquí el éxito de una intriga de estos Ordóñez? El maestro Ponce, es pues un elemento de valor; pero es ABSOLUTAMENTE injusto, que se le haga a usted, señor Revueltas, una atmósfera de insignificancia y despectiva, para poder lograr Ordóñez, el puestecito de Subdirector, con el que cuenta para acabarse de llenar las bolsas de dinero, y hablando de adelantos... Dirá que se salve el que pueda.
Mire usted, señor Director: Yo le ruego que guarde usted la reserva, y hasta que no sepa usted si lo que le digo es cierto o no, comente usted este relato. El tiempo y la verdad harán que usted aprecie o no, este aviso.
Se espera con expectación el desarrollo de su labor como Director. Yo anhelo el nombre de usted, y su acierto para dirigir, le traigan un alto renombre, que alcance a llegar al conocimiento de los que ahora se irán, en la creencia de que el Conservatorio está en manos de un CAFRE.
Suya muy admiradora
Hermilia de las Fuentes.